Si por esclava entendemos esto:
Entonces ya se ve que no. Y si vemos esto, menos.
Ni lo uno ni lo otro.
Me gusta que mi Amo me diga afirmándolo,
Eres mi esclava. Eres mía. Me siento su esclava y su esclava soy. A nuestra manera, como nos gusta a nosotros, pero su esclava soy.
Me cuesta explicarlo, y de hecho he tardado bastante en poder escribirlo. No es lo que se entiende generalmente en el mundo BDSM ni lo que yo tanto temía y rechazaba. Hemos tenido nuestras charlas sobre el tema, porque a mi la palabra me venia muy grande y me traía recuerdos indeseados, porque casi me sentía agredida cuando leía
fulanita, esclava de XXX o peor aún,
XXX dueño, propietario o amo de su esclava fulanita. Era sentir la palabra esclava y tener los pelos de punta.
Para ÉL, en cambio, tiene otro sentido completamente diferente. Él me ha hecho ver que que no tiene nada que ver con mis fantasmas: caer en el 24/7 maldito y perder la identidad, dejar de ser persona, perder el norte y la voluntad, abandonar la razón para caer en algo parecido a la locura, la degradación más absoluta, lo peor de peor.
No, nada de eso. Soy su esclava y no su sumisa por
compartir, compartir en general y grandes momentos en particular, por querer
complacerlo desde la felicidad, por el puro placer de
entregarle todo lo que puedo y un poquito más, por querer adelantarme a sus deseos antes de que los tenga (mala esclava soy en eso, Mi Amo, mal que me pese). Soy su esclava porque soy correspondida.
Es darle la certeza. Tenerla yo. Saber los dos, que mi Amo me tendrá donde y cuando quiera y que mi puerta esta abierta
siempre para él.
En definitiva, que me tiene y puede contar conmigo, que
quiero que cuente conmigo.
Esclava no es un grado más de sumisa, esclava es un grado más de amiga, un grado más de amistad y compenetración. Es el sentimiento de estar ligada a ÉL por cadenas de aire y terciopelo.
Son sus cadenas y ÉL tiene las llaves. Yo le tengo a Él y la libertad de poder elegir y poder romperlas en el momento que lo quiera hacer.
sor{MrQ}... sor de MrQ
lunes, 10 de agosto de 2009 (de madrugada y borracha de Él)