Fotos, comprometidas fotos.

Mi anterior amo (que raro se me hace mentarle) me realizó una sesión de fotos. Se las pedí hace unos días y para mi sorpresa no tardó nada en contestarme y pasármelas, aunque lo hizo con cuentagotas, en diferentes días y repitiendo muchas. Como ni es buen fotógrafo, ni la cámara era una maravilla ni una es modelo... las fotos son para olvidar. Directas a la basura.

Por eso cuando vi el vídeo del señor Araki no dejé de sorprenderme como las mismas poses, las mismas fotos podían ser preciosas, un placer para los sentidos, una obra de arte o un mal recuerdo.

Las fronteras, casi siempre, son tan delgadas como el filo de la navaja. MrQ... Mi Amo, te quiero, haces mi vida más fácil y mucho más feliz.

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Kinbaku, de Nobuyoshi Araki

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