Hace algún tiempo, por una carambola del destino, conocí a una persona que se definió como infeliz. Eso me impactó mucho, escuchar a alguien decir como normal que ha sido infeliz toda su vida, esa frase me dejó frío y me impactó.
Lo abrumador es, cuando después de algún tiempo, llegas a más confianza y más de todo con esta persona, te dice que la haces feliz, que le llenas el vacío que ha sentido siempre. Casi llega a descolocarme porque aún resonaba en mi cabeza la lapidaria frase, he sido infeliz toda mi vida. De golpe te ves en el centro de la vida de una ex-infeliz, te sientes el sol que calienta su vida, las olas que mojan sus pies, el aire que acaricia su cara y eso es muy bonito aunque sientas que no haces tanto como para eso, simplemente, eres lo que eres y estás cuando puedes. No haces nada especial.
Para siempre es demasiado tiempo, pero ni eso sería suficiente.
UN feliz al lado de una ex-infeliz
UN feliz al lado de una ex-infeliz
Imagen: Henri Matisse, Odalisca con magnolia